Lisboa ( breve visión)


Decía Pessoa, que conocía mejor Lisboa que yo que sólo he estado un par de días. Digo que decía que Lisboa es la ciudad en la que más tarde amanece. Sin embargo, cuando lo hace, y en esto estoy de acuerdo con Fernando y con todos sus heterónimos, se inunda toda ella de una fascinante claridad. La plaza del Rossio, sin duda el centro neurálgico de la ciudad, un buen lugar para comenzar la visita, bulle a primera hora del día en sus numerosos cafés. Los lugareños dialogan alegres en torno a un buen desayuno mientras los turistas lo hacemos, tal vez, porque nos lo indiquen en todas las guías.
Lisboa, esa ciudad en la que nos parece que ya hemos estado antes, en otra vida tal vez, se puede visitar en un día, sin prisas en dos. Antes de seguir os aconsejo que os saquéis un billete de transporte publico por 24horas. Cuesta dos euros, pero merece la pena. Con él tenéis acceso durante todo el día al metro, tranvías y autobuses urbanos. Si consideramos que cada billete solo cuesta un euro, haced cuentas. Lisboa es una ciudad para saborearla, hay que montar en sus tranvías, buscar sus maravillosas vistas, yo la llamaría la ciudad de los miradores, hay que subir al elevador de Santa Justa y tomarse una cerveza o un zumo de naranja allí arriba. Ver al frente, a lo lejos, el castillo y al rato llegar hasta allí subido en el tranvía 28. Hay que pasear sus calles, comer bacalao en una vieja taberna del Chiado y, en Belem, respirar el aire de los antiguos navegantes, junto a su torre y el monasterio de los Jerónimos, tumba de Reyes y conquistadores. Donde, los lisboetas, todavía esperan que vuelva, como predijo Camoens, el rey don Sebastián para recuperar, sin duda, el esplendor perdido.

1 opiniones:

Unknown dijo...

Pues yo me voy a ir a Oporto el día 12