breve autorretrato hecho por mi mismo


Cuando alguien me la mira yo sonrío.
-Pues sí, ¿ qué pasa?, soy medio duende.
Y es que mi oreja derecha tiene la parte superior aplastada. Yo siempre me hacía ilusiones de pertenecer a alguna especie medio humana, medio duende. Soñaba que el día que nací, horas antes de la noche de San Juan, unos duendes me raptaban para convertirme en uno de ellos, siempre me rescataban justo a tiempo, pero en mi oreja derecha... Hasta que hace unos días me fijé en que mi abuelo la tenía igual. Vaya chasco, aunque, bueno, tampoco fue para tanto, la verdad es que mi abuelo, el único al que conocí ya que el otro se separó de mi abuela para irse a vivir la vida loca, se parecía bastante a mí.
- ¡Eres igual que tu abuelo!.- Me gritaba mi madre.
Con mi abuelo proyecté la travesía en un barco de toneles entre su casa en Miranda de Ebro y la mía en El Escorial. Sí, ya sé que no hay forma de navegar entre ambos puntos, pero eso no era obstáculo para nosotros.

Ya conocéis mis orejas. Sobre mis ojos os diré que se han escrito muchas cosas, pero, tal vez, lo que más me gustó es aquel poema que se decía que eran navegables. Un día estaba en una frutería con mi amigo Salva y una señora se me quedó mirando y gritó:
- ¡ La madre que te parió!. ¡Vaya ojazos que tienes niño!.
No sé si fue más el susto o la risa, pero no creo que lo olvide nunca.

Mi nariz y mi boca son más bien normales, y viendo algunas narices que circulan por ahí, puedo decir esto con cierto alivio.
Y esté sería mi breve autorretrato, pero como yo siempre he admirado a los pintores que se pintaban de cuerpo entero, os diré que mis espaldas son anchas y que un día fue pívot de un equipo de baloncesto, a pesar de solo medir 1.70.
Mi piel es blanca, muy blanca, y cuando me da el sol en verano no me libro de que la gente me hable en inglés. Mis andares son eso, andares. Parece que tengo un muelle por caderas y si voy escuchando música mientras camino la gente se cree que voy bailando.
Mis pies son raros, y grandes, y su gran puente me dio un año más de vida al librarme de la ya obsoleta mili.

Y ya poco más que deciros, que a veces tengo un extraño sentido del humor que no todo el mundo entiende, que nunca llevo reloj, que no me gustan las gafas de sol y, bueno, y también, que no siempre le he vencido a la muerte.



un beso a todos

2 opiniones:

Unknown dijo...

Querido hermano mayor (como todos los demás):
Aprovechando que hoy es siempre todavía y que estoy aburrido en la biblioteca en la que te quieren tanto no por tus apariencias sino por tus ausencias, me he puesto a escribirte un comentario en tu recién estrenado blog porque yo también sé lo que se siente cuando escribes algo y nadie te replica nada. Como me he dado cuenta de que es triste que escribamos para que la gente nos comente algo y no lo haga, he decidido escribir por escribir, ya sean temas de actualidad, filosóficos, ralladas, etc. Al fin y al cabo, según vaya pasando el tiempo me iré dando más cuenta aún de que lo que escribo no sirve para nada, porque la satisfacción del periodista acaba en el momento en el que acaba de redactar la noticia. A partir de ese momento la gente puede hacer con ella lo que sea: desde leérsela e interiorizarla hasta usarla para que el aceite que salta de la sartén no manche el suelo.
En fin hermano, espero que te des una vuelta por mi blog y que la próxima vez que te autorretrate hables de ese elemento anti-estúpidas que tan sutilmente obvias en este post.

Anónimo dijo...

lo mismo que esa señora que exaltada pio por tus ojos, pense yo para mis adentros....así que ....me quede con ellos y con el lote entero;-)
nines